Un niño de tres años de edad es la primera víctima del éxodo que han emprendido la población de Áncash varada en la ciudad de Lima a causa de la emergencia por el COVID-19.
La madre del pequeño, Teodocia Méndez, de 38 años, inició la caminata hace cinco días para retornar a su pueblo natal luego de que no pudiese resistir a la falta de dinero y alimentación en la capital de Perú.
Hace unos meses, la madre viajó a Lima para que su hijo, quien sufría de cáncer al estómago siguiera su tratamiento en el Instituto Nacional de Salud del Niño, pero debido a la crisis sanitaria no fue posible continuar.
La mamá había pedido que internaran a su hijo en el establecimiento de salud, pero no tuvo la atención que esperaba a causa de la pandemia del nuevo coronavirus.
Teodocia y su hijo se unieron a un grupo de migrantes ancashinos que no pudo soportar el hambre y la desesperación y optó por regresar a la ciudad de Pomabamba, en el Callejón de los Conchucos, donde se encuentra su hogar habitual.
La mujer cargaba en brazos a la criatura y por tramos la ayudaban sus compañeros de viaje, sin embargo, el último jueves por la mañana, el tramo de Tunan - Huaricanga – Chasquitambo, en la provincia de Bolognesi, la salud del niño se agravó y falleció.
Recién en el pueblo de Chasquitambo, en la carretera penetración Huaraz - Pativilca, la Policía Nacional prestó ayuda a la madre de familia y la auxilió hasta el hospital de Barranca, en Lima.
Las autoridades fiscales y policiales realizan los trámites para trasladar el cadáver del infante a Pomabamba donde le esperan sus familiares para darle cristiana sepultura.