Uruguay o la ley del mínimo esfuerzo

Suarez marco el gol cien con su selección y pone a Uruguay en la siguiente ronda.
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Dos córners le han bastado a Uruguay para esperar rival en octavos. Si ante Egipto fue Giménez el encargado de sumar los tres primeros puntos en el último minuto, esta vez le tocó el turno a Suárez. En su partido cien con La Celeste, Al Owais le regaló su primer gol en el Mundial. Su grotesca salida por los aires permitió al ariete espantar los fantasmas que le perseguían. El 9 del Barça lo celebró con rabia, anunciando un embarazo con el que, ya de paso, condenó a Arabia Saudí con una eliminación que deja a Pizzi, afónico tras ejercer de agente del caos, con pocas opciones de continuidad en el banquillo.

Arabia no inquietó ni volcándose con urgencias a la desesperada, mientras que Uruguay sólo se preocupó por desplegarse con el orden inmaculado que impone Godín y con las ocurrencias intermitentes de Cavani. Del partido, en resumen, nadie se acordará cuando acabe este Mundial. Salvo Fernando Morena, el mítico delantero de Peñarol que pasó por el Rayo y el Valencia en los ochenta. Con 423 goles era el uruguayo que más goles había marcado en todas las competiciones oficiales en el fútbol profesional. Suárez le igualó. Y con el hambre que demuestra (primer charrúa que marca en tres Mundiales), y con el futuro a corto plazo que se le presenta en Rusia, es más que probable que pronto lidere la historia de su país en solitario.

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