"Me hice abogada al ver la injusticia en un caso de violación"

El Poder Judicial le dio la oportunidad de hacer justicia
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A los 18 años le llegó el propósito de su vida abruptamente. Su mejor amiga fue víctima de violación, y Janet Tello Gilardi la acompañó durante el proceso que inició para encontrar justicia. Observar cómo la trataba la policía, la manera de atender de los jueces estos casos durante aquellos años, recuerda, la indignó tanto, que encontró en el derecho el mejor oficio para exorcizar la impunidad.

"Nadie sabrá lo que dejó en ella esa dramática experiencia, la gente parece que hasta ahora no entiende los efectos que tiene una violación sexual en la salud mental y emocional de las víctimas."

Desde esa época, si hay algo que le ocurre a esta jueza suprema titular que empezó en el Poder Judicial a inicios de los 80’ es que la injusticia la enfurece.

“Nunca se supo quien fue. Para mi amiga fue muy doloroso que no se concretara nada, que la Policía no se esforzara en hallar al violador. En ese tiempo el Estado abordaba esta realidad de las mujeres con poca convicción de encontrar culpables y de modificarla.”

 

Justicia plena

Actualmente Janet forma parte del Consejo Ejecutivo del Poder Judicial, instancia que, por ejemplo, decide si es necesario crear nuevos organismos jurisdiccionales como los juzgados especializados para atender los casos de violencia contra la mujer y demás integrantes de la familia, implementados el año pasado. 

Fue elegida para representar a sus pares en esa instancia en el periodo 2017- 2019 por su carrera de jueza honesta y profesional.

Buscamos que el Poder Judicial mejore, sea más técnico y eficiente para atender a la población, pues tiene que focalizar las barreras y obstáculos que impide a la población acceder a la justicia en condiciones de igualdad. Tenemos que responder a sus necesidades”, afirma la magistrada. 

 

Pasión de abogada y jueza 

 

A Janet Ofelia Lourdes, como la bautizaron sus progenitores, la vocación de servicio le vino en su ADN. Su padre fue miembro de la Benemérita Guardia Civil, y su madre una ama de casa muy comprometida con las labores pastorales de su barrio.

Desde la universidad dio muestra de su entrega, pues no solo sería penalista, sino que trabajaría en el Poder Judicial y velaría por los derechos de las mujeres. Cuando fue jueza de familia, vio casos de violación sexual, feminicidios, homicidios y robo agravado.

 

Recuerda un caso especialmente, el de un niño violado desde pequeño por su padre que hacía lo imposible para no asumir su responsabilidad. Hasta le pidió a la mamá del menor que abogara por él y se retractara de la denuncia inicial.  

 

“No prosperó su intención y pude condenarlo mirándolo a los ojos. Sigue en la cárcel. Y lo volvería a hacer. Volvería a condenar a quienes condené. Nunca dudé, y cuando me ocurrió, los absolví. Pero fueron muy pocas veces.”

 

No se nace en vano al pie de un volcán, reza el dicho. Janet nació en Arequipa y es mujer de convicciones. Aunque viajó a Lima con su familia desde muy pequeña, por línea materna es natural de la Ciudad Blanca. 

 

Oportunidad para servir

 

Después de casi cuatro décadas administrando justicia, sólo tiene agradecimiento al Poder Judicial porque le ha dado la oportunidad de servir a mujeres, niños, niñas, adolescentes, familias u orientadores judiciales.

 

Han sido años llenos de cambios, dice, aliados de lo justo, pues cada vez son más los jueces y juezas que analizan los casos desde una cultura de igualdad, con perspectiva de género y comprometidos con las poblaciones vulnerables.

“Este proceso de cambios es lento, sin duda, pero seguro. No podemos negar que existen fallos cuestionados, magistrados y magistradas que no cumplen, por eso no hablo del 100 por ciento.”

 

Lo cierto es que esta abogada no dio marcha atrás. Aquella indignación juvenil que marcó su vida se mantiene intacta en la memoria de su corazón por eso su afán por impedir que cualquier derecho se vulnere. 

 

Felizmente no está sola, cuenta, la mayoría de sus colegas, anónimos, que sacrifican su vida familiar y personal trabajan en la línea de impartir justicia como ella. Los casos de corrupción están identificados y muchos de sus protagonistas están fuera de la institución, señala.

 

En el Estado tengo la satisfacción de generar cambios, y como funcionaria incido en ellos dentro de principios y marcos legales".

 

Hoja de Vida

 

Es abogada y Magister por la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). 

 

Diplomada en Estudios de Género (PUCP), con la tesis "La Violencia sexual contra las mujeres: cortinas que la invisibilizan desde la administración de justicia" (1993). 

 

Tiene el grado Magister en Derecho con Mención en Política Jurisdiccional. 

 

Egresada de Maestría en Derecho con Mención en Ciencias Penales (1994 – 1996) y de Doctorado en Derecho y Ciencia Política (1997 – 1998) de la UNMSM.

 

También es consejera responsable de la Oficina Nacional de Justicia de Paz y Justicia Indígena (ONAJUP) e integrante de la Comisión de Justicia de Género, ambas del Poder Judicial.

 

 

Fuente: Andina

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